Jarumi Dávila
“La educación como yo la concibo, es un proceso que les permite a las personas ser diferentes, adentrarse en múltiples provincias de significado, crear perspectivas respecto a los trabajos. Para entrar en estas provincias – ya sean aquellas identificadas con las artes, las ciencias sociales o las ciencias naturales -, el aprendiz debe romper con lo que se da por hecho, con lo que algunos llaman la <actitud natural>, y ver a través de los lentes de los diversos modos de conocer, ver y sentir en un esfuerzo consciente por imponer diferentes órdenes a la experiencia”[1].
Desde hace poco más de diez años tengo la oportunidad de compartir lo aprendido día con día acerca de temas variados sobre la producción artística, ya sea desde el enfoque histórico o bien desde al ámbito teórico, cuestión que más que marcar una diferencia, ha propiciado en mi enseñanza una complementariedad, han sido no pocas las veces que los alumnos comentan sobre la inquietud de cómo lograr esa misma complementariedad entre las materias teóricas y los talleres, les respondo que desde mi experiencia la relación es fáctica, sin embargo, al hacer retrospectiva de mi paso por la licenciatura me vislumbro en una situación similar, la cual no logré subsanar sino hasta casi finalizada la carrera.
Esto me ha llevado a reflexionar acerca de los intersticios en los procesos de enseñanza. Para contextualizar retomo por principio un planteamiento de Pierre Bourdieu en el cual expone, como los sistemas de enseñanza están diseñados hoy en día para fabricar a las personas en base a la réplica de estructuras sociales, con la finalidad de generar un capital cultural, cuya base reside en “saber hacer”, en un conocimiento a nivel técnico, sin ocuparse del desarrollo personal, ha consecuencia de la “falta de tiempo”, situación que deriva de los dinámicos procesos de la sociedad actual, de los cuales no sobra decir, responden a necesidades prefabricadas, masificadas y por tanto enajenadas, dejando totalmente de lado la autoconstrucción y el crecimiento personal.
Dentro de esta vorágine industrializada que enmarca nuestro entorno socio-político-cultural, vamos dejando de lado un factor detonante en la enseñanza, me refiero a la experiencia, como hablar o explicar algún tema si no se ha buscado comprenderlo primero, retomo aquí la propuesta de Nietzsche[2] con respecto a la experiencia directa como medio para comprender, más allá del uso de las palabras o el lenguaje, por lo tanto más allá de la información que podamos tener y transmitir, tenemos la opción de invitar a percibir, y por ende a sentir, acción poco reflexionada pues tenemos ya muy poca consciencia de ella.
Es a través de sentir que se genera empatía y por lo tanto, podemos establecer un vínculo, una relación significativa donde se genere un compromiso mutuo de retroalimentación, esto puede sonar muy romántico, incluso pensamos de inmediato en una relación amorosa, primero lo planteo sí, como una relación entre dos personas, aunque no necesariamente en el ámbito amoroso, sino más bien en un ámbito social de convivencia y es que, si por principio no logramos una empatía con el otro a nivel individuos, como es que lograríamos más delante un vínculo en cualquiera de las otras áreas de interacción humana, lo que por ende desembocará en actividades académicas, laborales, etcétera, según sea el caso.
En la búsqueda del saber enseñar considero que debemos darnos la licencia de sentir, por ende de experimentar, logrando con ello empatía para transmitir, y es ahí donde la vinculación es determinante, ya que los temas del arte abarcan sus variadas disciplinas, no digo que haya que practicarlas todas, sino que intentar adentrarse en sus procesos para por principio conocerlos y en determinados casos si nuestro interés y necesidad así lo demanda, ahondar en su práctica para buscar comprenderlos y desde esa experiencia compartir los descubrimientos, las reflexiones, e incluso los cuestionamientos.
De antemano se esclarece que no es una tarea para todos, sin embargo, si lo que se busca es enseñar sobre ellos, será más rica la información, cuanto más cercana haya sido la experiencia. Cuando planteo esto, no me refiero solamente al hecho de que para hablar de una pintura sea necesario saber pintar o haber pintado (cosa que no estará nunca de más), sino que es necesario acercarse a lo concerniente a dicha práctica para tener bases más sólidas sobre lo que de ella se diga, lo que engloba tanto teoría como práctica, es lo que en una ámbito académico denominan como “actualización”, estar al tanto de las constantes transformaciones con relación a un tema en específico.
Es desde mi experiencia que puedo comentar que durante mis estudios de maestría a la par de impartir clases, que el desarrollar mi propio proyecto de investigación artística y registrar mi proceso creativo tanto teórico como práctico, me permitió una mayor comprensión de varios de los temas que impartía en las clases, esto a su vez generó una mayor integración con el grupo de alumnos y logré exponer de manera más clara las posibles vinculaciones de sus respectivos proyectos desde mi materia teórica con las actividades prácticas en sus talleres.
Considero importante retomar ahora una idea de Zygmunt Bautman, en la cual plantea como es que debido al dinámico ritmo de vida actual ha surgido el síndrome de la impaciencia, hecho que repercute en que se vea a la educación como un producto y no como un proceso, dejando a la educación como una acción continua de la vida para dedicarse exclusivamente al fomento de actividades técnicas, lo que reitera el planteamiento antes mencionado por Bourdieu, y si lo relacionamos con la falta de integración entre la teoría y la práctica en la escuela, lo que se evidencia es la falta de reflexión y de discurso en las propuestas de los alumnos ya que pueden describir el trabajo y hablar del como lo hicieron (técnicamente hablando), pero no del que buscan con ello, ahí es esencial la reivindicación del proceso creativo, ya que es durante el registro del mismo, que se realiza un ejercicio de reflexión que va develando o esclareciendo las intencionalidades de la propuesta.
Es justo ahí donde es urgente la invitación a la interacción, a generar el puente que vincule las dos actividades que realmente van de la mano, pues se trabaja a la par el aspecto técnico y el conceptual, solo que los alumnos no siempre tienen consciencia de ello, es ahí donde la actividad de quien enseña adquiere sentido y valor, al compartir ese conocimiento-experiencia que ofrece al alumno una parte de la gama de posibilidades.
Es bajo esa misma idea que el mismo Bautman afirma: “lo importante es fomentar ciudadanos que recuperen el espacio público de diálogo y derechos democráticos, para así, ser capaces de controlar el futuro de su entorno y el suyo propio”.
La vinculación teoría-practica deriva de la experiencia y por ende genera comprensión, lo que tarde o temprano deriva en reflexión, a la vez que detona propuesta y forma criterio propio. Bien lo señala Manuel Castells, las formas de aprendizaje son formas de poder y necesitamos criterios para buscarlas y para combinarlas en nuestros proyectos, con ello propiciaremos empoderamiento intelectual y al generar interacción producimos conocimiento, a la vez que podemos romper con las formas verticales del poder, cuya estructura ha prevalecido en los sistemas educativos oficiales.
La invitación es extensiva a quienes participamos de la enseñanza, la experiencia es una base sólida que nos permite generar empatía y esta es propicia para la interacción, así generamos vínculos, con lo cual los estudiantes acrecientan su propia capacidad de percepción y por ende de comprensión, lo cual fomenta un criterio propio que los auto conforma, respaldando así su formación profesional.
Referencias
Green Maxine. Variaciones sobre una guitarra azul. Conferencias de educación estética, Edere, México, 2005.
Nietzsche Friedrich. Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, Tecnos, Madrid,
Pardilla Santiago. La educación según Pierre Bourdieu, Zygmunt Bauman, Manuel Castells, Mariano Fernández y Noam Chomsky, SSociólogos, Blog de Sociología y Actualidad, julio 23, 2014.
[1] Green Maxine, Variaciones sobre una guitarra azul. Conferencias de educación estética, Edere, México, 2005, p.15.
[2] Nietzsche Friederich, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral, Tecnos, Madrid,